Este 21 de marzo se celebra del Día Mundial de la Poesía, instituido por la Organización de las Naciones Unidas para conmemorar la contribución de la lírica en la diversidad creativa, una oportunidad para recordar la importancia de la escritura a mano, así como el papel de los bolígrafos BIC dentro de los procesos creativos de escritores y poetas.
El bolígrafo BIC, desde su creación en la década de los 50, se convirtió en la pluma más icónica del mundo. Su sencillo y funcional diseño, la han hecho la favorita de muchos artistas y escritores alrededor del mundo. Cabe mencionar que cada bolígrafo BIC tiene una longitud de escritura de 2 kilómetros, lo que equivale a escribir versos de corrido en 400 hojas de un cuaderno tamaño profesional.
Jack Kerouac, reconocido escritor y poeta norteamericano que abordó temas como la espiritualidad, la juventud y los viajes, comentaba que su proceso creativo lo llevaba a volcar un sinfín de palabras en hojas blancas, donde luego, utilizando una pluma BIC Cristal, se dedicaba a tachar, comentar y subrayar; buscando crear con sus poemas algo bello y real.
Por su parte, Ana Clavel, escritora mexicana, al hablar de su proceso creativo comenta que se le puede ocurrir una idea mientras come en un restaurante o cuando camina en un parque; para ella: “una servilleta y una pluma BIC son suficientes para poder tejer la idea de una nueva obre literaria”.
En su ensayo “La Condición del Bolígrafo”, el escritor veracruzano Ramón Castillos habla sobre la utilidad y esencia de la pluma BIC: “Absorto en cumplir de manera honrosa su trabajo, el BIC es ejemplo de entereza existencial, debido a su laboriosa entrega en una actividad en la que no percibe reconocimiento” y finaliza “La única excepción que percibo entre hombres y bolígrafos es que, a diferencia del siempre funcional BIC, los hombres sí sabemos fallar”.
