Se lleva a cabo en Acapulco, el Círculo de Oro 2016, un encuentro de publicistas, expertos en marketing, estudiantes y diferentes asociaciones y agencias.
En el primer día de actividades en el Centro de Convenciones Mundo Imperial, se realizó la charla “Oportunidades creativas en digital”, donde participaron Jerónimo Ávila de IAB, Luis Gaitán de Google y Carlos Cantú de Twitter, quienes compartieron experiencias de vida y laborales.
Durante su intervención, Luis Gaitán, dijo que en Google los ingenieros son los creativos quienes “tratan de ver la verdad y saber para dónde va la tecnología y dónde están las oportunidades creativas”.
Por su parte Carlos Cantú aseguró que un “publicista es solo gente tratando de entender a más gente, pero con la posibilidad de desarrollar la creatividad”.
Durante la charla los tres ponentes concluyeron que la creatividad es un ecosistema que debe ser integrado en todos los aspectos de la vida.
La segunda ponencia estuvo a cargo de los argentinos Carmelo Maselli y Luis Sánchez Zinny directores generales creativos de Carlos y Darío, con la platica “Expo Miserias 2016”, donde además de compartir sus experiencias laborales, relataron parte de su vida y cómo han ido evolucionando a través del tiempo.
Los argentinos aseguraron que la creatividad y los seres humanos funcionan en base a sentimientos o miserias, como la definieron.
La primera es el miedo, un sentimiento capaz de hacerte renunciar o encontrar fuerza para perseguir los sueños. La segunda miseria es la envidia, la cual, en su opinión, no es mala, sino que se trata de llegar hasta donde están esas personas que se envidian.
El tercer sentimiento es la vergüenza, la que debe impulsar al cambio, a evitar sentirla y trabajar para cambiar esa emoción. La bronca es la cuarta miseria, como la define Carmelo: “un motor de cambio que se puede volver difícil de controlar”.
Finalmente los ponentes compartieron otros sentimientos como la vanidad, soberbia, egoísmo, insatisfacción, vacío y culpa, miserias que ayudan a cualquier persona a mejorar, sin importar su profesión.