McKelvey, uno de los creadores del primer robot capaz de reconocer las emociones humanas y adaptar su comportamiento al estado de ánimo de su interlocutor, cree que los robots no están para reemplazar a los humanos sino para potenciar su creatividad.
Pepper es el primer robot de producción masiva diseñado para vivir con humanos. La más reciente creación de SoftBank Robotics busca ser un compañero capaz de comunicarse con el usuario a través de una interfaz intuitiva, compuesta por voz, tacto y emociones.
En ese sentido, Pepper es capaz de reconocer las principales emociones humanas y adaptar su comportamiento al estado de ánimo de su interlocutor.
Hasta la fecha, más de 140 tiendas de SoftBank Mobile en Japón están utilizando Pepper como una nueva forma de dar la bienvenida, informar y divertir a sus clientes. También se convirtió recientemente en el primer robot humanoide adoptado en los hogares japoneses como un miembro más de la familia.
Sean McKelvey vivió más de diez en Japón, y fue gerente de Desarrollo del proyecto Pepper. Hoy trabaja en BCG Digital Ventures, donde enfoca su tiempo en descubrir cómo la tecnología emergente puede ser usada para crear productos emocionalmente significativos y conscientes que contribuyen al mejoramiento social y a la igualdad.
“Mi trabajo en el proyecto fue definir quién es Pepper, qué hace y cuál es la psicología de la interacción entre humanos y robots”, explicó a Insider LatAm.
McKelvey dictó en el Festival ElDorado de Colombia el seminario “Yo, mi robot y nuestro trabajo”, donde explicó cómo, en un futuro muy cercano, los humanos vivirán y trabajarán junto con robots controlados por Inteligencia Artificial (IA).
Consultado sobre si los humanos deberían temer a la IA, luego del impacto de filmes como “Terminator”, opinó: “La gente piensa en ‘Terminator’ y en una IA malvada, pero lo cierto es que la inteligencia artificial es un reflejo del cerebro humano, y los humanos poseemos inteligencia lógica, pero también inteligencia emocional. Por eso la IA tiene que tener también un lado emocional”.
“Cuanta más inteligencia emocional creamos, más demostramos que el futuro de ‘Terminator’ no va a ocurrir, porque la tecnología no va a evolucionar en esa dirección”, agregó.
Para McKelvey -que no es ingeniero, sino que tiene formación en Psicología Budista-, en lugar de temer lo que traerá la robótica, es necesario crear socios inteligentes que realcen y magnifiquen la singularidad de la creatividad humana. Por eso, propone explorar qué significa la emoción y la moralidad en un mundo de tecnología que mejora rápidamente.
“La IA debería funcionar como un complemento para la gente. Es importante destacar las cosas más valiosas que hacen los humanos para que la IA permita que nos enfoquemos en esas actividades creativas”, indicó.
“Es verdad que la automatización de cualquier tarea impacta en el mercado laboral, pero no tiene que ser para reemplazar sino mejorar las cosas que podemos hacer como humanos”, concluyó.
Ezequiel Iacobone, Insider LatAm